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Crianza

La importancia de enseñar jardinería a los niños

Hace unos días hablaba con otra mamá en el parque sobre un proyecto de huerto urbano que están poniendo en marcha en la escuela infantil. Y como podréis imaginar, allí estaba yo, con los ojos como platos gozando mucho solo con escuchar las ideas que tenían preparadas. La verdad es que de un tiempo a esta parte el tema de los huertos en los centros escolares es cada vez más popular. Creo que muchos de los que nos dedicamos a la crianza o la docencia somos conscientes del gran valor que supone el aprendizaje de la jardinería en los niños. 

Yo soy una apasionada de las plantas y aunque en mi vivienda apenas tengo un balconcito en el exterior, aprovecho hasta el más mínimo centímetro para montar un pequeño huertín. Un huerto que que empecé a hacer varios años antes de que T llegara y que ahora sigo cuidando con más ganas aún. Me fascina ver como T se implica muchísimo en el cuidado de las plantitas con su regadera, su pala y demás enseres de ecodukatoys, como las va viendo crecer y se fija en los detalles. Creo que es una actividad fantástica para su desarrollo. Pero ¿Qué beneficios exactamente tiene el enseñar jardinería a los peques? 

Aprenden sobre el ciclo de la vida

Hay beneficios que resultan bastante evidentes y otros no tantos, pero encabezando esta lista sin duda alguna está el aprendizaje directo del ciclo de la vida. Implicar a los niños en el cuidado y mantenimiento del jardín o de un huerto hace que entiendan el nacimiento, desarrollo y muerte de un ser vivo, en este caso las plantas. Así como la importancia del agua para nuestra supervivencia, la diferenciación de especies etc. No hay nada como las experiencias propias para aprender algo. 

Identifican las estaciones del año

No es lo mismo plantar en primavera que en pleno invierno. El clima nos da bastantes pistas ¿Verdad? A través de la siembra y cuidado de las plantas los niños aprenden a diferenciar las estaciones del año y deducir o buscar información sobre cuál es la fecha más propicia para el cultivo de cada especie. Así mismo, observar los cambios que se producen en la vegetación implica un conocimiento muy profundo de cómo les afecta el clima. 

Implicación, autonomía, responsabilidad…

Pero más allá de los conocimientos, la jardinería aporta todo un conjunto de emociones y sensaciones que favorecen un desarrollo. El cuidado de las plantas favorece su autoestima y por tanto su autonomía. Saber que ellos son capaces de cuidar a otro ser vivo es un hecho fascinante con implicaciones muy profundas. En este sentido también se desarrolla la paciencia, la responsabilidad y se favorece la implicación por una tarea continuada en el tiempo. 

Conocer de dónde vienen los alimentos

Uno de los grandes problemas de la sociedad actual es que muchos niños no tienen ni idea de donde proceden los alimentos que comen. ¿De donde viene la leche? Del teta-brick (true history). Implicarlos en el cuidado de un huerto les ayuda a entender cómo se producen los alimentos y el coste que esto supone. Serán más conscientes del gran esfuerzo que conlleva el cultivo y valorarán más el consumo de frutas y verduras. Además, de rebote, mejora su alimentación porque comer lo que uno ha cultivado siempre hace muchísima ilusión. 

Menos estrés

¿Estrés en niños? Lamentablemente sí. Muchas familias viven en un estado de estrés continuo que afecta de forma directa a los niños. El cuidado del jardín o del huerto debe ser un proceso de calma y relajación y por tanto un momento perfecto para frenar el ritmo y dejar el estrés a un lado. (Un ejercicio que favorece por igual tanto a adultos como a los niños) 


¿Se os ocurren otros beneficios que  tenga la enseñanza de la jardinería en los niños? Dejádmelos en los comentarios. Un abrazo para todos y todas, sed felices. 

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